La Alpujarra, Atractivo Mediático
Antonio TORRES
Alpujarras es una de las comarcas más definidas de Andalucía. No está resuelta la
polémica entre si es Alpujarra o Alpujarras, por el hecho de integrar territorio de las dos
provincias de Almería y de Granada, aunque el mayor número de municipios se encuentra
en la provincia granadina, pero también es verdad que todo el límite Este de la Alpujarra
está definido por una línea que enlaza Sierra Nevada, la Sierra de Gádor y el delta del río
Andarax. Aunque existen muchas teorías acerca del origen del nombre, las tesis más
extendidas han girado en torno a quienes lo achacan al primer colonizador musulmán,
“Albujarra” y la sostenida por numerosos filólogos que la encuentran en “Alba Sierra”, o lo
que es sería lo mismo “sierra blanca”. Comarca que desde sus ancestros ha despertado la
atracción de viajeros románticos, aventureros y descubridores.
Pedro Antonio de Alarcón y Gerald Brenan
Dos han sido los autores cuyas obras han sido determinantes en el conocimiento y
proyección de la Alpujarra: El accitano Pedro Antonio de Alarcón –a la sazón el primer
corresponsal de guerra de la historia del Periodismo, por sus crónicas y trabajos sobre la
guerra de Marruecos-, y el hispanista Gerald Brenan, conocido como “Don Geraldo” en
toda la Alpujarra. El primero recorrió la comarca y plasmó una hermosa radiografía de
estos pueblos, de la última mitad del siglo XIX, que tituló “La Alpujarra: sesenta leguas a
caballo en diligencia”, y el segundo captó como nadie la esencia humana de los pueblos
alpujarreños en su obra Al Sur de Granada, el mejor catecismo para conocer y comprender
la Alpujarra en toda su amplitud. Esa tradición de ser lugar de acogida y objeto de estudio
por parte de escritores y periodistas, se ha ido ampliando a lo largo de los años y no en
vano, la Alpujarra es cuna de músicos, pintores, artistas y poetas que han encontrado entre
las casas encaladas y bajo los tinaos de flores el mejor escenario para sus creaciones.
También la Alpujarra ha sido punto de mira de los teleobjetivos y de las cámaras. Es incontable la cantidad de fotógrafos que han plasmado los más bellos rincones de esta
región única. Pero también ha sido plató de documentales y largometrajes: El último de
ellos, el que cuenta, precisamente, la vida de don Gerardo, felizmente devuelto en la década
de los ochenta de un asilo londinense a su pueblo adoptivo de Alhaurín, en Málaga, por el
entonces consejero de cultura, Javier Torres Vela, donde pasó sus últimos días, hasta que
tras su muerte su cuerpo sirve a la ciencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Granada.
Ramos Espejo, escribió Crónica de Gerald Brenan. Desde la Alpujarra a Málaga
(Centro Andaluz del Libro, 2002), libro que este autor, junto a la consejera de Educación,
Cándida Martínez, presentamos en Almería. Un trabajo muy recomendable para conocer en
profundidad a La Alpujarra. El aventurero que amó apasionadamente en Yegen, vivió en el
polvorín de la Guerra Civil, buscó a García Lorca en Víznar, siguió la huella de Góngora y
San Juan de la Cruz, como José Ángel Valente, y descubrió la verdadera faz de la dictadura
de Franco y encontró el descanso definitivo en Alhaurín el Grande.
Las bombas que caen en su propia calle y las amenazas que le oía proferir al general
golpista, Queipo de Llano, desde Radio Sevilla, inundan de guerra la casa de los Brenan.
El aparato de radio, con la escucha a Queipo de Llano, el referente de los golpistas, o la
radio republicana de Barcelona o Madrid, se la regaló a Brenan, el norteamericano de
origen irlandés, Jay Allen, corresponsal del Chicago Daily Tribune y del ews Chronicle
de Londres en la España republicana. Un periodista de la talla de Allen conocía la
importancia que en una situación de guerra tiene la radio. Allen estaba ya de regreso en
Torremolinos después de la odisea sufrida en La Línea, donde fue detenido y encarcelado
durante unos días, cuando intentaba saltar a Marruecos, desde Gibraltar, para situarse en el
principal foco de la rebelión militar. El corresponsal recibió la visita de Brenan y al
despedirse les regaló su radio que Brenan encendía diariamente a las nueve de la noche,
según la investigación y el relato de Antonio Ramos Espejo. Brenan recibió en su casa a
grandes escritores como Virginia Wolf, en 1923. Brenan convirtió La Alpujarra y su retiro
de Yegen en una provincia menor del novadismo británico de entreguerras, igual que
hicieron Robert Graves con Mallorca y Lawrence Durres con las Islas Griegas. “La
Alpujarra era como un Tibet menor, un reino encerrado y lejano que muchas veces sólo
resultaba accesible a través de caminos de mulos, como en los tiempos que anduvo Pedro Antonio de Alarcón buscando olor local. Esa condición de aislamiento, de tierra última y no
contaminada por la cultura urbana, hace que se entrecruce en la Alpujarra una doble
peregrinación: la de los que huyen de ella y la de los que escapan hacia ella (…)”, relato
del escritor, Antonio Muñoz Molina, en Sostener la mirada (1993), con fotos del
prestigioso, Ricardo Martín Morales, el hermano del humorista Paco Martín Morales. En
ese sentido, recuerdo el trabajo que elaboramos en 1984, el fotógrafo, Manuel Manzano, y
este periodista, en la sierra de Cacín, tras la búsqueda de una niña secuestrada y que
afortunadamente tuvo un final feliz. El trabajo a pie, con la guardia civil, la madrugada con
pan caliente procedente de la panadería de Fondón, y los chorizos a la brasa de Canjáyar,
nos llevaron a comprender y valorar el paisaje y la cultura del agua, compartiendo todo con
las personas que participaron en la búsqueda. Este relato lo incluyo como homenaje al que
era diseñador de La Voz de Almería, el añorado, Alfonso Lázaro, y que nos acompañó en
aquel reportaje por ser un enamorado de todos los rincones y porque estaba convencido que
en alguno de aquellos cortijos estaría retenida la niña, como así ocurrió.
La Alpujarra mediática
Uno de los momentos mediáticos de la Alpujarra se produjo en 1982, con la visita
del Dalai Lama al principal centro budista de España, situado en Bubión. Cinco años
después, en 1987, se produjo la comitiva de reporteros para conocer al sucesor del Dalai
Lama, un niño de apenas dos años. Acudieron televisiones de casi todo el mundo al
barranco de Poqueria, en Bubión, para conocer el templo budista. Recientemente, la
peregrinación de cámaras y periodistas se centró en conocer la figura de la encarnación del
Lama Thubten Yeshe Dalai-Lama, Osel Hita Torres, (Bubión, 1985), un niño andaluz, que
siguió su formación en Asia, al que ahora le encanta el cine, siendo continuos sus viajes a
Estados Unidos para conocer en profundidad la cultura audiovisual. El budismo tibetano,
conocido también como lamaísmo, utiliza numerosas fórmulas a las que atribuye el poder
de acelerar la iluminación. Es un budismo guiado en el que el maestro o lama es
fundamental. El dalai-láma (océano de sabiduría) ocupa la cima de la organización
jerárquica. Abundan los espíritus malos y las divinidades; una vez muertos, los lamas
santos se consideran divinidades inferiores y son objeto de culto.
En la historia, La Alpujarra ha sido zona de escondite desde la época del refugio de los moríscos, zona de difícil acceso que dio lugar a la repoblación de gallegos y vascos.
Ejemplos están en el nombre de algunas localidades, como Capileira o Ferreirora.
Para el periodista, Andrés Campos, del suplemento Viajar de El País, la Alpujarra
granadina tuvo en el escritor e hispanista británico, Gerald Brenan, a un propagandista de
alcance universal y la zona almeriense al gran poeta, escritor y periodista, Francisco
Villaespesa Martín, (Laujar, 1877-1936) Su nacimiento en la Alpujarra le marcaría de por
vida. No sería exagerado decir que es la mayor aportación poética que esta provincia ha
dado. La biblioteca de la capital Almería lleva su nombre. Otro escritor y poeta, laureado
en toda Europa, especialmente en Francia, Agustín Gómez Arcos, (Enix, 1933-1998), tiene
varios poemas dedicados a La Alpujarra. El autor de Un pájaro quemado vivo, alumno de la
poetisa y profesora, Celia Viñas, fue reconocido en Almería a mediados de los años
ochenta, tras cosechar éxitos de venta y condecoraciones en Francia, Barcelona y Madrid.
La revista El Eco de Alhama le dedicó un monográfico y este autor publicó en El País,
informaciones relacionadas con Gómez-Arcos, cuando regresó momentáneamente de su
exilio voluntario. Enix, el pueblo de los padres de un gran futbolista y mejor persona,
Roberto López Ufarte, cuya presencia anual llama la atención de los medios de
comunicación para ensalzar la figura de un amante de La Alpujarra.
La difusión lograda por la Alpujarra le llevó en las décadas de los 70 y 80 a
convertirse en asentamiento hippy, a adquirir el sobrenombre de la “Ibiza” del Sur de
España.... y hasta los hijos de los nuevos ricos eligieron esta comarca para descubrir cómo
las gallinas ponían los huevos y como cuenta el periodista Antonio Ramos en uno de sus
muchos reportajes por Andalucía, el estupor que sintió cuando un supuesto hippy
madrileño vio una plantación de lechugas y le exclamó “!Qué alucine, una lechuga!”. A
esta imagen de lugar perdido, de cuna de todas las autenticidades, de reserva ecológica y de
santuario de la belleza se ha unido otra, de más reciente creación y que en opinión de
algunos alpujarreños de pro, como Paco Martinmorales, la está distorsionando. Otro gran
periodista y escritor, natural de La Alpujarra, es Javier Valenzuela. Ha sido corresponsal de
El País en Washington, Beirut, Rabat y París, y director adjunto de ese diario. También ha
sido Director General de Información Internacional de la Presidencia del Gobierno (2004-
2006)
Los alpujarreños quieren olvidar la crónica anclada en la tristeza y la miseria. Están en contra de las noticias recogidas por distintos medios de comunicación a través de
crónicas y, casi siempre de la misma fuente, que presentan unos pueblos sumidos en la
originalidad reinventada y a unas gentes “catetas” en el peor sentido del término,
“graciosas” y “chabacanas”. Es la imagen que han transmitido noticias como las que se
hacen eco de concursos de “tiro al huevo”, “comedores de flanes” o de calabazas gigantes.
Todo un alarde de “imaginación”, para contar por contar, pero que nada tiene que ver con
la riqueza humana y antropológica que atesora esta comarca natural, como denuncia el
periodista, natural de Oria, José Luis Masegosa de Canal Sur Televisión y profesor
asociado de la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Granada.
Masegosa ha sido pregonero de Carataunas, Válor y Nechite. Con anterioridad fue
pregonero, el actual director de El País en Andalucía, el jienense, Román Orozco. Otro
periodista de lujo que ha sido pregonero en varias localidades es el popular Tico Medina, el
profesional granadino, que llevó la actualidad de La Alpujarra a las páginas de Pueblo; a las
ondas de RNE en los años 60 y en la actualidad a Canal Sur Radio con su programa
dominical. Sin duda Tico Medina disfrutó elaborando reportajes para TVE de su tierra. La
verdad es que los periodistas hemos estados pegados a las inquietudes de los alpujarreños.
A este autor, en la etapa de la alcaldesa Teresa Vique, le tocó pronunciar el pregón desde el
balcón del Ayuntamiento de Laujar, y sin duda fue un momento emotivo, con personas
cercanas, con memoria.
Desde los viejos románticos, poetas, escritores, cineastas y periodistas, La Alpujarra
tiene un foco de interés. Los corresponsales desplazados para cubrir la Guerra Civil
acrecentaron la curiosidad por una comarca aislada por razones orográficas y de
comunicaciones hasta los años del inicio del gobierno andaluz. Sobre La Alpujarra se han
editado decenas de libros, películas, documentales y grandes reportajes audiovisuales.
Llegar hasta algunos núcleos de La Alpujarra suponía dosis de aventura y riesgo
para viajeros curiosos provistos de burros para poder acceder a los grandes paisajes. Ahí
está el ejemplo del que fuera Premio Nobel, dramaturgo y escritor, José Echegaray, (1832-
1916), que recorrió en caballo el trayecto entre Granada y La Alpujarra, citado en la obra de
Pedro Antonio de Alarcón.
Están asentados músicos famosos y en la memoria permanecen los nombres de,
Rafael Gómez Montero, fundador de Radio Juventud de Almería (1951), conocido como el poeta de La Alpujarra. Actualmente el periodista y miembro del Consejo Audiovisual de
Andalucía, Eduardo Castro, autor de varios libros sobre La Alpujarra, realizó decenas de
trabajos para TVE, en su etapa de corresponsal en Granada. Para Castro, se trata de una
unidad territorial bien definida que la burocracia administrativa decimonónica tuvo el
capricho de repartir entre las dos provincias. Eduardo Castro concluye en su artículo sobre
La Alpujarra en la Enciclopedia General de Andalucía con el siguiente párrafo: “la
Alpujarra es el rincón del planeta donde la vida tiene todavía una explicación”. O los
trabajos de uno de los mejores poetas de la actualidad como Julio Alfredo Egea y del
historiador y profesor de instituto en El Ejido, el prestigioso, Pedro Ponce, toda una
enciclopedia. Algunas composiciones de éxito las escribió aquí el cantautor Nacho Cano
del grupo Mecano y por supuesto el cantautor, desgraciadamente desaparecido, Carlos
Cano.
Los primeros reportajes televisivos
Uno de los primeros documentales conocidos es el del realizador; Antonio Pérez
Olea, bajo el epígrafe “La Alpujarra; un mundo quieto” (1968)
El poder de atracción, desde la implantación de la televisión, se ha acrecentado con
grandes reportajes en los programas prestigiosos como Informe Semanal de TVE o Los
Reporteros de Canal Sur Televisión. Cadenas de ámbito internacional, como CNN, BBC o
la norteamericana NBC, han puesto sus cámaras para la promoción de una zona natural.
Es de justicia subrayar que el primer cámara de TVE que recorrió La Alpujarra, en
los primeros años 60, fue Antonio Cano, (Serón, 1917-Almería, 1983) Elaboró reportajes
de Laujar, Canjáyar y Dalías que se emitieron en programas divulgativos e informativos, en
el ámbito nacional. Hasta 1974 no se puso en marcha el programa Telesur de TVE. La
Alpujarra granadina tuvo en el fotógrafo, colaborador de Ideal, Armando López-Murcia, la
persona que llevó la actualidad alpujarreña a TVE.
Otro almeriense que se dejó ver por La Alpujarra con diversos trabajos fue el
periodista, Rafael Martínez Durbán, (Almería, 1944), hijo del que fuera delegado de
Información y Turismo en Almería, Rafael Martínez de los Reyes. Martínez Durbán, desde
niño quería ser periodista aunque empezó a trabajar como funcionario en el aeropuerto de
Almería (1968). Ingresó en TVE en 1970, tras realizar las prácticas en La Voz de Almería pero llegó a TVE porque un equipo se desplazó desde Madrid para elaborar un reportaje
sobre el turismo. Uno de los componentes del equipo leyó un artículo de Martínez en La
Voz de Almería y le ofrecieron la posibilidad de trabajar en TVE, cosa que aceptó, llegando
a ocupar puestos importantes, como presentador, editor y fue el primero que publicó una
biografía del Príncipe Felipe, tras sus estudios en Estados Unidos.
Sierra Nevada y su entorno, elaborado desde el RTVA, editado en Granada, llega a toda
Andalucía, gracias a Canal 2 Andalucía. El objetivo de "Tierras Altas" es dar a conocer la
actividad deportiva que se desarrolla durante la temporada de esquí, que dura desde
diciembre hasta mayo. Al mismo tiempo, se informa también sobre las condiciones
climatológicas, la situación de las pistas, los lugares de ocio, y acerca de todo aquello que
pueda interesar a quienes quieran desplazarse hasta la zona. Recientemente el redactor del
programa, Antonio Rubio, presentó las actividades de un grupo de montañistas en el
Barranco del Infierno, término municipal de Instinción.
Se incluyen reportajes de los pueblos alpujarreños de las dos provincias. El
programa, editado por el periodista Francisco Terrón, difunde la realidad de un Parque
Nacional repleto de rutas, paisajes, pueblos y bellos rincones. Tierras Altas ha obtenido,
entre otros, el Premio Defensor de Granada al mejor trabajo periodístico del año en la
modalidad de televisión, concedido por la Asociación de la Prensa de Granada.
El Festival de Música Tradicional, ejemplo vertebrador
Todos los programas periodísticos, los reportajes, contribuyen a afianzar el trabajo
de cohesión territorial que representa en Festival de Música Tradicional de La Alpujarra,
impulsado inicialmente por la Asociación Cultural Abuxarra.
Adentrarse en La Alpujarra es comprobar que la variedad forma parte de nuestra
forma de ser. A medida que abandonamos la costa, el paisaje cambia y los contrastes se
hacen cada vez más patentes cuanto más ascendemos en un viaje para la ensoñación. Para
los que somos de pueblo en llano, como es en caso de Los Gallardos, comprobar como
casas blancas se encaraman por los riscos con las zonas de cultivo en su alrededor nos habla
del esfuerzo de unas gentes para las que el día a día es más una filosofía que una necesidad.
Como diría mi compañero de Canal Sur, José Plaza, el presentador del informativo
provincial de las 21.25 de la noche, -con una vivienda en la zona de Fondón-, “aquí en la Antonio Salvador Matarín, tiene palabras de elogio para Ruiz y recuerda que el Pabellón de
Deportes de la capital lleva el nombre de Moisés Ruiz. Se le recuerda con una calle y con el
título de Hijo Predilecto. Otra persona que paseó su talento por esta tierra de buena música
y buen vino fue el último representante del trovo almeriense, Miguel Candiota, Miguel
García Maldonado (Albuñol, 1936-El Ejido, 2007) Destacó por su amor a La Alpujarra,
dignificó el trovo, dotando a los versos con la calidad del arte, una verdadera seña de
identidad. Su trabajo forma parte de la memoria de La Alpujarra. El Ayuntamiento de Vícar
realiza un monumento de recuerdo a su figura. Este autor trazó un perfil suyo en la
contraportada de El País, en el ámbito nacional.
La cultura del vino
El Rector de la Universidad de Almería, Pedro Molina, destaca que una de las señas
de identidad de toda la zona es la uva, producción que ha vivido muchas vicisitudes. Uno
de los folletos turísticos de la Alpujarra dice: "Alboloduy, tierra de vinos. Visite su mirador
del Peñón del Moro, la Rambla de los Yesos, la Bodega de Albolouy y cate sus vinos. La
bodega está regentada por Francisco Calvache, (Canjáyar, 1955) y su hija Cristina Calvache
Abad, nacida en 1978, y que se ha ganado un prestigio profesional en el negocio de los
"caldos" y la enología. Cristina puede potenciar el aroma de una receta, aunando tradición y
modernidad. El cultivo de la vid que produce la famosa uva del Barco, también conocida
como uva de Ohanes, población que puede ufanarse, según el escritor Andrés Campos, de
ser el pueblo más bello de la alpujarra almeriense. Laujar, que se considera su capital,
presume de su historia, pues aquí pasó Boabdil sus últimos días en la península Ibérica
llorando la pérdida de Granada, y aquí estableció su efímera casa real Abén Humeya, el
cabecilla de la rebelión morisca. La uva del barco es uva de mesa y la produce la parra. La
vid produce uva para vino. Es la rica bodega de Sierra Nevada, como la define el
documentalista de Canal Sur, Ángel Roldán. Ohanes tiene para el autor tiene un afecto
especial. Organizamos viajes anuales desde los tiempos del Instituto de Vera para asistir a
la “carrera de los toros”, y la procesión de San Marcos. Un grupo de estudiantes, entre los
que destacaban, Eugenio Carretero, los primos Barranco, Emilio, Leseduarte, Gaspar,
Vizcaino, Ramón y tantos otros, junto a Diego Hermosilla. Con algunos de ellos, sigo
visitando la localidad, generalmente por Navidad, cuando las bajas temperaturas y la nieve asoman. Eran los primeros años 70 y allí observaba como todo el mundo vivía de las
labores agrícolas, especialmente de la uva, con abundancia caballería porque los tractores
no podían acceder a las empinadas laderas. Como buenos jóvenes, bailábamos en la Plaza
Miguel Vizcaíno, situada a pocos metros de la calle Cardenal Mendoza, donde nos
hospedábamos, en la casa de Eugenio Carretero Guzmán, hoy reconocido profesor en
Sevilla y autor de varios libros de texto. De Miguel Vizcaíno (Ohanes, 1912), sabíamos que
era un personaje del Movimiento. En nuestro trabajo profesional, tengo el privilegio de ser
uno de los pocos periodistas que ha logrado entrevistarlo en calidad de Consejero de
Estado. Publicamos en un perfil en Crónica de sueño, el libro sobre la Transición en
Almería. En 2004, tuve el privilegio de entrevistarle en su despacho del Consejo de Estado,
donde con excesiva amabilidad me mostró todas las dependencias. Tanto en el Consejo de
Estado como en su vivienda de la calle Santander de Madrid hay cuadros de los grandes
pintores almerienses, fotos y postales de Ohanes, y esculturas de Juan Cristóbal, (Ohanes,
1897-Madrid, 1961) el gran escultor que destacó en sus reproducciones de los clásicos
griegos, romanos y a los renacentistas, como Donatello. Su obra está en Madrid, Granada,
Córdoba y, en definitiva, dispersa por toda España.
Pese a su edad, esta al tanto de La Alpujarra, gracias a que le visita mensualmente
el abogado de Canjáyar, Emilio Esteban Hanza, con el que mantiene una estrecha amistad.
A los dos les une la inquietud por el futuro de la zona. Vizcaíno sigue recibiendo la prensa
de Almería y los libros que le regalan el editor Juan Grima de Turre y los cambios de
impresiones que mantiene regularmente con el profesor de la Universidad de Almería,
Andrés García Lorca.
En los años 80 el programa del ministerio de cultura “culturalcampo” que favorecía
los valores culturales, tradicionales y etnológicos solo afectó a los municipios granadinos
de la Alpujarra, si bien, sus trabajadores, viendo la unidad de toda la región, ampliaron por
su cuenta a las inquietudes culturales de la parte almeriense, como ha confesado en
conversación personal el técnico de la Diputación de Almería, el inquieto, Francisco
Giménez Callejón, autor de ”Iniciación a la cata de vinos” (2007), obra fundamental para
conocer la cultura del vino, tan ligada a la zona. Después llegaron los programas “lieder”
europeos para la difusión y promoción turística. Parece que el futuro de esta comarca se
acerca al desarrollo del turismo rural como vía para la creación de un desarrollo sostenible, 11
que nos permita vivir mejor y no se vacíen nuestros pueblos.
En un entorno de futuro también entran actividades tan tradicionales como la
agricultura. En los últimos años las bodegas renacen y muestran un futuro esperanzador. ¿Y
el resto de la agricultura? Tal vez sería interesante ofrecer una agricultura tradicional,
evidentemente no competitiva con la agricultura industrial, pero sí competitiva y capaz de
copar los mercados de la calidad. En las localidades alpujarreñas hay que buscar referentes
de calidad que nos hagan únicos, como el Puerto de la Ragua y la proximidad al desierto, o
a la costa. en la estación de esquí de fondo del Puerto de la Ragua.
La vida tranquila, saludable, es la base del quehacer cotidiano en nuestros pueblos,
vivir con la relajación de que hay tiempo para todo, todo en su justa medida y momento,
esto es calidad de vida. Es algo a preservar y mantener.
En cada uno de nuestros pueblos se puede disfrutar de fuentes y manantiales
permanentes de agua potable, en contraste directo con la proximidad del desierto.
Definimos la cultura tradicional como la cultura del agua, la sabiduría en el sentido amplio
de la palabra y de la calidad humana.
Conclusión
La Alpujarra es una zona de gran atractivo turístico y mediático, sin dejar a un lado
su innato carácter bohemio y espartano. Siempre contará con el respaldo de los medios de
comunicación. Deben mentalizarse, huyendo, del complejo periferia, como diría el director
del Instituto Cajamar, Jerónimo Molina, para centrarse en sus verdaderas posibilidades.
Buscar fórmulas para acabar con el desequilibrio poblacional que ha acumulado casi toda la
actividad en las zonas del litoral. Para el profesor de la Universidad de Almería, Andrés
García Lorca, nadie duda en estos momentos que el medio ambiente, en su sentido de
medio natural es un bien con valor de mercado. Los espacios de calidad ambiental son
cotizados al alza. Este es el patrimonio de los alpujarreños. El reto a partir de ahora está en
la red, en Internet.
Hay una fuga galopante de la publicidad hacia Internet. Para antes de 2012 vamos a
ver que la publicidad en Internet es superior a la publicidad en la radio en los países
desarrollados. Internet nos va a afectar en todo y la televisión del futuro se saldrá de la
pantalla. Ya ocurre en Inglaterra. El primer lugar de difusión de información del mundo en este momento es Google que ha cambiado el mundo. No es The ew York Times, ni mucho
menos El País o la televisión. Almería debe estar presente en el escaparate mundial de
Internet, a sabiendas que somos un territorio de acogida, multicultural, con una radical
transformación que experimenta nuestra sociedad. En noviembre de 2007, ha nacido la
primera enciclopedia virtual, Wikipedia, de contenidos andaluces Una ilusión colectiva nos
aguarda. Andalucía, como el resto de economías de su entorno, está inmersa en el proceso
de cambio que, a través de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC),
ha dado paso a una sociedad interconectada. Como se indica en el Plan de Desarrollo de la
Sociedad de la Información en Andalucía (2007-2010), el impacto de las TIC no es sólo
tecnológico, sino que tiene un efecto importante en el desarrollo económico de las
comunidades. El verdadero potencial de los TIC reside en su uso y en la capacidad de
incrementar la producción de la economía en general. Así se refleja en el capítulo 9 de La
Sociedad de la Información y el Conocimiento en Informe sobre la Situación
Socieconómica de Andalucía 2006, editado por el Consejo Económico y Social, Sevilla,
2007. p. 363. Hay que aprovecharse de las posibilidades de la Iniciativa Guadalinfo
(Centros de Acceso Público a Internet en banda ancha en municipios andaluces de menos
de 10.000 habitantes), y el proyecto Mercurio (infraestructuras necesarias para que
empresas, instituciones o ciudadanos puedan acceder a Internet con Banda Ancha)
Conjuntamente con la extensión de las infraestructuras de la Red Corporativa de la Junta de
Andalucía, están contribuyendo a la creación y renovación de las infraestructuras
territoriales existentes de telecomunicaciones. Una zona que sorprende por la variedad en el
paisaje con mar, desierto, montaña, nieve, sentimiento, que no deja de sorprender a quienes
se toman la molestia de conocerla. El patrimonio de la Alpujarra desconocida está en su
gente, solidaria y alegre.
LA ALPUJARRA
Por: Juan Manuel JEREZ HERNÁNDEZ
Es por su altura difícil, fragosa por su aspereza, por su sitio inexpugnable, e invencible por sus fuerzas. Catorce leguas entorno tiene, y en catorce leguas más de cincuenta que añade la distancia de las quiebras, porque entre puntas y puntas hay valles que la hermosean, | campos que la fertilizan, jardines que la deleitan. Toda ella está poblada de villajes y de aldeas; tal que, cuando el sol se pone, a los vislumbres que deja, parecen riscos nacidos cóncavos entre las breñas que rodearon la cumbre aunque a la falda no llegan. |
Así debió ver La Alpujarra Calderón de la Barca cuando decidió hacer esta descripción de ella en su obra, de Amar después de la muerte y en términos parecidos la retratan después múltiples autores que vinieron y se enamoraron de ella, que vienen y se enamoran y que vendrán y se enamorarán si los de aquí sabemos conservarla con ese encanto de lo sencillamente bello y a la vez misterioso.
Es una tierra abrupta, un paisaje herido de hondos valles de laderas verdes, cientos de barrancos de todos los tonos del ocre mezclados con el brillo grisáceo de las launeras. Una gran sierra que al norte, sus cumbres apuntan al cielo y al sur sumerge sus faldas en el lecho de los ríos. Pueblos colgados de las montañas, como cascadas de un blanco monocorde que deslumbran a pleno sol y se ruborizan con la luz oxidada del ocaso. Caminos atormentados que serpentean entre bolinas, romeros, tomillos y abulagas, encinas y almendros, higueras y olivos. Un silencio acogedor, salpicado por trinos de pájaros, cantos de cigarras, rumor de acequias y susurros de viento en las retamas.
Dicen que es una tierra misteriosa o, al menos, capaz de estimular la curiosidad de quien busca el misterio. Mirando con los ojos de la fantasía aparecen monfíes bajando en tropel por las empinadas laderas, o sombras de moriscos bajos los aleros de pizarra entre los geranios que adornan las ventanas.
Se trata de una comarca históricamente consolidada, comprendida entre las cumbres de Sierra Nevada y el mar Mediterráneo, a caballo entre las provincias de Granada y Almería. La ocupan una sucesión de valles y montañas, destacando entre los primeros los excavados por el río Andarax, que discurre hacia el este, el Guadalfeo, que lo hace hacia el oeste y el Adra que discurre hacia al sur. Entre las montañas, además de la ladera sur de Sierra Nevada y sus cumbres que la separan del Marquesado del Zenete, están los macizos de Sierra Lújar, La Contraviesa y Sierra de Gádor alineadas en sentido longitudinal, paralelos a Sierra Nevada y cuyas laderas meridionales mueren bruscamente en la costa mediterránea.
EXTENSIÓN
Existen varias versiones en cuanto a la extensión «real» de la comarca. De entre tantos escritores como han descrito «sus» límites de La Alpujarra, destacan dos, cuyas teorías dan base a las únicas versiones coherentes que hoy existen: Pedro Antonio de Alarcón1, le da una longitud de once leguas y una anchura de siete leguas, contradice a geógrafos anteriores a él, como Méndez de Silva, y describe lo que él llama linderos exactos de la comarca. Coincide con otras versiones en los límites occidentales, septentrionales y meridionales; la diferencia está en lo que él llama la frontera oriental de La Alpujarra que la comienza en Ohanes, para terminarla en Punta Entinas pasando por las crestas de la Sierra de Gádor y excluyendo de la comarca a las antiguas tahas2 de Marchena y Boloduy, compuestas por pueblos del río Andarax y Nacimiento3. Manuel Gómez-Moreno4 describe la existencia de las tahas de Orgiva, Poqueira, Ferreira, Jubiles, Ugíjar, Çueyhel, Çehel (estas dos últimas formarían la taha de Los Ceheles de otros autores), Berja, Dalias, Andarax, Luchar, Marchena y Boloduy. Afirma que la comarca queda circunscrita a toda la región que domina Sierra Nevada hacia el mediodía, abarcando unos 80 kilómetros de este a oeste y 30 de norte a sur. Fijando el límite oriental en la «caída de las sierras Nevada y de Gádor, frente a Mondújar, sobre el río de Gérgal a la parte septentrional, y una derivación de la sierra de Gádor que alcanza a la punta de las Entinas».
Otros autores incluyen también una taha más oriental, denominada de Almejijar o Remepipar, que incluiría los actuales municipios de Enix, Félix y Vícar y, probablemente, la Mojonera y Roquetas de Mar5.
Entre los entendidos ha predominado hasta hace poco la aceptación de los límites de Pedro Antonio de Alarcón, quizá debido a la mayor difusión de su obra. En la actualidad, coincidiendo con el creciente interés sobre los temas alpujarreños, se están considerando de nuevo los límites históricos.
Pero el alpujarreño "de base", el que no ha estudiado ni piensa hacerlo, pero que tiene muy arraigada su identidad, opina que La Alpujarra, porque así lo ha visto y oído desde pequeño, son los montes, los valles, las vegas y los pueblos que rodean al suyo. No entienden, ni lo procuran, de límites geográficos, de divisiones históricas ni de identidad cultural. Sabe que más allá hay otros pueblos, mucho más allá están las capitales de provincia adonde van de papeleo y de médicos, y mucho más aún, está Barcelona, Alemania y América, a donde muchos paisanos, familiares o ellos mismos, tuvieron que desplazarse con grandes penalidades a buscarse el sustento. La Alpujarra para ellos es todo lo que abarca la vista desde su terruño: «toa esa barra», que dicen, haciendo referencia al circo de montañas que conforman la zona más inmediata a su localidad y donde se ubican unos pueblecitos encaramados alrededor de la pequeña llanura donde está el mayor y que mantienen relaciones entre sí.
LOS MUNICIPIOS ALPUJARREÑOS
En definitiva, se trata de una comarca con 58 municipios formados por más de 100 localidades de mayor o menor tamaño y numerosas cortijadas. Cuenta con unos ciento cincuenta mil habitantes muy desigualmente repartidos, desde muy poco más de un centenar de Alsodux y Beires, hasta cerca de sesenta mil de El Ejido y los veintidósmil de Adra que, con Berja, son los únicos que superan los diez mil habitantes, entre los cuales se reparte el 63 por ciento de la población total. Solo diecisiete municipios superan los 1.000 habitantes. La mayor población se sitúa en las localidades costeras, donde, además, se está produciendo un importante fenómeno inmigratorio que, de continuar creciendo, puede llegar a largo plazo a modificar las características de la comarca.
Todo esto repartido en una extensión de 2.900,51 kilómetros cuadrados, también con grandes diferencias entre pueblos, pues la media, situada en 49,16 solo la alcanzan 21 municipios, siendo solamente cuatro los que superan los 100 kilómetros cuadrados, y que ocupan la cuarta parte de la extensión comarcal.
SUBCOMARCAS
La estructura montañosa, horadada por los valles de tres ríos principales y su múltiples afluentes, configura una división natural en varias zonas o subcomarcas, basadas en un pueblo grande situado en una pequeña llanura rodeada de montañas, más altas al norte (se trata de Sierra Nevada), más bajas al sur que la separan de la franja costera. Este pueblo es el centro subcomarcal donde se concentra la actividad comercial y los servicios de que cuenta la zona. Alrededor, ubicados en las laderas de las montañas están los pueblos más pequeños.
Luego está, en todas las zonas, la franja costera separada del centro subcomarcal por la cadena montañosa meridional, creándose otros pueblos líderes (Albuñol, Adra), si bien la mayor dependencia la tienen de localidades costeras extremas, ya fuera de la comarca, como Motril en la parte occidental y Almería en la oriental. En la parte oriental es más evidente la separación entre la zona interior y la costera por ser ésta más amplia; en ella se ubican las poblaciones de mayor progreso económico, como Adra y El Ejido.
UNA SOLA COMARCA
A pesar de esta separación en subcomarcas, los alpujarreños no son tan diferentes como se podría pensar. Su forma de ser es prácticamente la misma, así como sus costumbres, creencias, diversiones, medios de vida, etc., condicionado todo por un medio físico común, si bien con algunas diferencias entre zonas, incluso entre pueblos, que conforman el carácter de sus gentes. Así el habitante de las montañas es más introvertido que el de las pequeñas llanuras o el de la costa, quiénes han estado más expuestos a influencias externas y acostumbrado a una vida menos dura.
No parece, pues, adecuado hablar de varias Alpujarras, ni siquiera de la almeriense y la granadina, ya que los límites provinciales no son condicionantes de la personalidad de sus pobladores, ni siquiera determinan zonas de mayor homogeneidad. La Alpujarra es una sola comarca, condicionada fundamentalmente por un medio físico y una cultura común.
A pesar de ello el nombre de «Alpujarras», muy utilizado por los foráneos, no parece ser incorrecto, pues es frecuente en geografía que nombres en plural se utilicen para denominar una sola tierra, generalmente muy amplia, como el caso de Las Urdes, o Los Pirineos. En Almería y Granada se utiliza mucho más el nombre en singular y, sobre todo en la propia Alpujarra, donde ningún alpujarreño la nombra en plural.
La abundante orografía de la zona y su latitud, son responsables de un clima muy variado, desde el casi glaciar de Sierra Nevada hasta el casi tropical de la costa. Es un paisaje muy montañoso y lleno de contrastes: con áridos secanos y vegas feraces, con bosques y zonas desertificadas, con montañas altísimas y playas arenosas. Esto ha condicionado una gran variedad de cultivos y la existencia de numerosas especies vegetales desde los endemismos de la tundra hasta las plantas adaptadas al desierto.
La Alpujarra es así, única y plural, seca y frondosa, grande y humilde, de gentes sencillas, inteligentes y trabajadoras, pero pobres. Tierra de contrastes, de misterio, de belleza...
Pero que nadie espere encontrar en esta tierra la miseria que algunos cantaron disfrazada de tipismo. Ni esas casitas de piedra, casi corrales, que algunos han descrito como la arquitectura típica de La Alpujarra. Ni el olor generalizado a establo. Ni el agua sucia circulando calle abajo. Ni el bocio, la tiña o el tracoma. Tampoco es ya esa reserva de hombres primitivos que no han salido nunca de su tierra; de esos que sirvieron para experimentos de antropólogos y viajeros de todo pelaje, esos "probrecitos paletos" que inspiran lástima o risa y sirven al turista superfluo para afianzar su superioridad de capitalino. Aquí no hay seres primitivos, sino hombres y mujeres con la misma formación que el resto, que salen de sus pueblos en su propio automóvil, que estudian, que viajan y que están empeñados en el desarrollo de su tierra sujeta a las carencias de todo el medio rural.
LOS MUNICIPIOS DE LA ALPUJARRA Provincia de Almería | Provincia de Granada |
Adra, Alboloduy, Alcolea, Alhabia, Alhama de Almería, Alicún, Almócita, Alsodux, Bayárcal, Beires, Bentarique, Berja, Canjáyar, Dalías, El Ejido, Fondón, Huécija, Illar, Instinción, Laujar de Andarax, Ohanes, Padules, Paterna del Río, Rágol, Santa Cruz, Terque | Albondón, Albuñol, Almegíjar (Notaez), Alpujarra de la Sierra (Mecina Bombarón y Yégen), Bérchules (Alcutar), Bubión, Busquistar, Cádiar (Yátor y Narila), Cañar, Capileira, Caratáunas, Cástaras (Nieles), Gualchos, Juviles, Lanjarón, Lobras (Tímar), Lújar, Murtas (Murtas, Mecina Tedel y Cojáyar), Nevada (Laroles, Mairena y Picena), Órgiva, Pampaneira, Polopos, Pórtugos, Rubite, Soportújar, Sorvilán, La Taha (Pitres, Mecina Fondales, Ferreirola), Torvizcón, Trevélez, Turón, Ugíjar (Cherín y Jorairatar) y Válor (Nechite y Mecina Alfahar) |
Se han puesto entre paréntesis los que antaño fueron municipios, ahora fusionados formando un municipio mayor. Se han omitido las barriadas que siempre lo han sido. |
Juan Manuel Jerez
Notas
- ALARCÓN Y ARIZA, P.A. DE. La Alpujarra, sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia. Imprenta y librería de Miguel Guijarro, editor. Madrid 1874. Págs. 144-147.
- Las tahas eran cada una de las divisiones que hicieron los árabes en La Alpujarra sobre el siglo XIV y que continuó hasta el siglo XVIII: «La taha era un partido compuesto de 1.000 ó 2.000 vasallos sometidos por la fuerza que obedecían a un alcaide en lo temporal y que tení-an como autoridad religiosa un alfaquí mayor. Cada taha estaba constituida por varios luga-res y cada lugar por varios barrios. A los lugares se llamaban alcarías o alquerías, voz que en castellano hoy queda más con el significado de casa de campo, aislada. Cada barrio podía tener una gima (aljama más comúnmente), es decir, lugar donde se hacían las reuniones de carácter religioso, una rábita y macaber o cementerio» (CARO BAROJA, J. Los moriscos del reino de Granada. Istmo, Madrid 1985. Pags. 102-103.
- Los límites occidentales los describe así: «...la frontera occidental de la Alpujarra principia en el Picacho de Veleta; baja con el río de Lanjarón hasta el río de Órgiva; gana luego la Sierra de Lújar, y corre (por donde mismo va la raya del Partido judicial de Motril) hasta caer al mar entre Castell de Ferro y Torre de Baños».
- GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, MANUEL. "De La Alpujarra" en El Defensor de Granada, 17 de enero de 1896.
- CARA BARRIONUEVO, L. Arqueología de la Baja Alpujarra. Instituto de Estudios Alme-rienses. Almería 1986. p. 17 y TAPIA GARRIDO, J.A. Historia de la Baja Alpujarra (2ª edición). Pags. 5-7.
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